sábado, 16 de abril de 2011

APUNTES SOBRE LA INDUSTRIA TEXTIL EN MALLORCA EN EL SIGLO XIX.


Las 23 sociedades mercantiles que encontramos desde 1847 a 1889 en el Archivo histórico del Ilustre Colegio Notarial de las Islas Baleares, demuestra el auge que tuvo la industria textil en la isla.


                                                   (Telar de "Sa Granja". Esporles)
Las fábricas de hilados y tejidos que producían telares de cáñamo, lino, algodón, lana y seda eran abundantes y algunas de ellas de extraordinaria importancia por su producción y número de trabajadores de ambos sexos que tenían a su servicio. Palma era donde estaban ubicadas la mayoría de ellas y le seguía después Sóller sobre todo en manufacturas de lino y algodón. Establiments, Artá, Santa María del Camí y Felanitx, también tenían sus propios telares. Sin embargo, en casi todos los pueblos existían tejedores artesanos que combinaban las tareas del campo con sus propios telares familiares. La tela más característica de Mallorca era la “Llista” que se fabricaba en algodón, lino o la mezcla de los dos y se utilizaba preferentemente para fabricar camisas y demás prendas de vestir.  Otras se dedicaban más a la ropa de cama y mesa (servilletas, manteles, etc.) y pañuelos. Le seguía también en importancia la fabricación de mantas de lana (las cuales el 80% se dedicaba a la exportación) y alfombras. Mantas rojas, azules con hermosos dibujos, eran muy apreciadas por el mercado colonial. Además, en Palma, se fabricaban hermosos tapices, tapetes y telas de lana y seda muy cotizados por la gente adinerada. Otras se dedicaban a la fabricación de lonas de algodón para las velas de los barcos y cortinas de “Llengos”, aún hoy muy apreciadas por su calidad y poder decorativo.
                                             (Vicente Juan  llegó a tener 7 fábricas de tejidos)

Las fábricas importantes empleaban el vapor como fuente de energía, he iniciaron su mecanización precozmente (1847), como lo demuestra la escritura de constitución de la más antigua de odas que hemos encontrado: “Ferragut y Cáceres y Compañía” que se dedicaba a la fabricación de tejidos de algodón, pasando después a denominarse en 1873 “La industrial algodonera Mallorquina”. Esta fábrica contaba con más de 100 telares. El algodón se convirtió así en una brama puntera en el proceso de modernización del tejido industrial reflejándose todo ello en la población activa: la manufactura algodonera de Palma y Sóller absorbía el 53% de los trabajadores fabriles de las islas, mientras que los dedicados a la lana, el lino y sobre todo la seda eran mucho más reducidos. Ello no equivalía a un declinar imparable de los tejidos primarios de lino y cáñamo, ya que los mismos continuaban siendo exportados especialmente en el último tercio de mil ochocientos. La industria, fundamentalmente en las materias primas más tradicionales, continuó perviviendo juntamente con las más innovadoras de algodón, el cual se importaba esencialmente de Nueva Orleans y Puerto Rico; si bien, también se importaba el lino desde Génova, aunque existía juntamente con el cáñamo una producción importante en la isla.

En conjunto, la industria textil avanzaba desde 1865 con un periodo de débil desarrollo hasta 1880, para obtener una mayor aceleración a partir de esta última década.

En resumen, siguiendo al profesor Carles Manera, podemos decir que la evolución textil en Mallorca en el siglo XIX fue así:  1770-1800. Se destacan tres factores. Primero la extensión de las manufacturas de cáñamo y lino; se incrementa el  consumo de cáñamo hasta el punto que la cosecha local no es suficiente para avituallar  la fuerza de trabajo dedicada a su manipulación, lo cual comporta su adquisición en el exterior. Segundo, el mantenimiento de los trabajos de lana. Y tercero,  la utilización continua del algodón como mezcla, si bien se observa una reducción de las importaciones  a finales de siglo y su transitoria recuperación en 1802. 1800-1820. Se caracteriza por la importancia de la industria urbana, sobre todo desde 1808, al tiempo que puede apuntarse una pérdida transitoria  de los espacios rurales, abocados a consumir grandes partidas de producciones fabricadas en la capital. El cáñamo, la lana y el lino son las fibras de los tejidos insulares. A820-1890. Se comprueba el estancamiento del trabajo artesanal urbano. El algodón comienza a tener una significación propia, seguido de un periodo expansivo que comienza hacia 1840 hasta finales de siglo.
                                                   (Fábrica de tejidos "Rullán y Mayol". Sóller)

Dice J.M. Escartín en su estudio “Las mujeres y el trabajo industrial en la Mallorca contemporánea 1870-1940”, que “desde la segunda mitad del siglo XIX, las mujeres se van incorporando masivamente al mundo fabril y manufacturero, aunque las fuentes oficiales no registren la totalidad de féminas que llegaron a ocuparse en estas actividades del sector secundario. La penuria económica y la necesidad de aumentar las entradas dinerarias de la familia impulsarán a todas estas mujeres a integrarse en un mundo laboral hostil la mayoría de veces. Las actividades manufactureras domiciliarias ocuparán una porción importantísima de mujeres dedicadas al trabajo de transformación. La poliactividad será una de las características de estas trabajadoras, que combinarán las labores agrarias, las domésticas y reproductivas y las manufactureras de manera que, con su auxilio, se aseguraba la supervivencia de la unidad familiar. Las mujeres se ocuparon eminentemente en los oficios que tradicionalmente se han considerado como femeninos. El más representativo, sin duda, ha sido el sector de los tejidos y de la confección, al que, en Mallorca, hay que añadir la elaboración del calzado y artículos de cuero, las actividades relacionadas con los bordados, la fabricación de portamonedas de plata, el obraje de la palma y del esparto y ya en el siglo XX, la producción de perlas artificiales. Las condiciones laborales que debieron soportar las mujeres fueron especialmente duras. La falta de higiene de los centros laborales, las largas jornadas efectuadas, la insalubridad de los productos manejados, las pocas medidas de seguridad en determinadas industrias y en definitiva, la explotación a que estaban sometidas, eran hechos que compartían con sus colegas masculinos. Pero a ese desolador panorama hay que añadir, además, la discriminación racial, el maltrato, el abuso y el acoso a los que eran sometidas las trabajadoras industriales”.

Hemos querido incluir este comentario, para que nos demos cuenta de la envergadura que llegó a tener la industria textil en nuestra isla en el siglo XIX.

                                                     (Acción de "La Alfombrera")

 Fábricas como “La Alfombrera”, por poner un ejemplo, daba trabajo a centenares de trabajadores de ambos sexos, especialmente mujeres y que fue precisamente esa envergadura y la importancia del auge económico que conllevó para nuestra isla las manufacturas textiles, la que llevó de la mano las injusticias sociales sobre todo para la mujer obrera, que no dudamos fue ésta la principal artífice de este auge.

                                                   (Fábrica de tejidos "La Solidez".Sóller)

Citaremos algunas de las escrituras de sociedades mercantiles que existen en el Archivo Histórico del Ilustre Colegio Notarial de las Islas Baleares:
“Ferragut y Cáceres y Compañía”. Constitución: 05-05-1847 ante D. Cayetano Socías (Notario de Palma), nº 105 de protocolo.
“Pujol, Vidal y Compañía”. Constitución: 28-09-1871 ante D.Cayetano Socías (Notario de Palma) nº 419.
“Montaner y Cabot”. Constitución 21-02-1874 ante D. Juan Palou (Notario de Palma) nº 53 de protocolo.
“Enrique Polo y Compañía”. Constitución: 10-07-1877 ante D.Miguel I.Font (Notario de Palma) nº 417.
“Fuster y Compañía”. Constitución 28-06-1881 ante D.
Juan Palou (Notario de Palma) nº 271.
La Alfombrera”. Constitución: 14-02-1880 ante D.Juan Palou (Notario de Palma) nº 66.
“Bordoy y Bonet”. Constitución: 09-11-1896 ante D.José Alcover (Notario de Palma) nº 607.
“Enseñat Hermanos”. Constitución: 14-07-1900 ante D.José Llambias (Notario de Sóller, nº 122.

Y así hasta 23.





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