lunes, 13 de junio de 2011

ALCOHOLES Y LICORES MALLORQUINES.-PINCELADA HISTÓRICA.

Licor de hierbas

Sabemos que los árabes fueron los que descubrieron el proceso de obtención del alcohol por destilación en el siglo IX. En las islas, a finales del siglo XIII, Ramón Llull realizó importantes aportaciones al proceso de destilación. A finales del siglo XVII había en Mallorca gran cantidad de alambiques para obtener aguardiente para el consumo isleño.
Caña de azúcar

Pero fue en el siglo XVIII cuando la fabricación de licores dio un giro espectacular con la entrada en Europa del azúcar en caña procedente de las Américas.

A principios del XIX llegó a Mallorca el invento de M.Adam, un invento tan perfeccionado de destilación que eliminó prácticamente el mal sabor del alcohol y permitió obtener, mediante mezclas sabiamente dosificadas de hierbas, granos y especias de las islas, las esencias que constituyen todavía la base de los licores tradicionales isleños. Esos licores comenzaron a exportarse sobre todo a las Antillas y desde allí nos llegaban levaduras cultivadas para la fermentación, empleándose para la fabricación y producción del Ron.
Alambique

En el siglo XIX , el aguardiente fue uno de los productos básicos en el comercio colonial de Cuba y Puerto Rico. Esta bebida, obtenida por la destilación del vino, se convirtió en una de las exportaciones más importantes de la isla. Las principales zonas productoras eran Felanitx, Porreres, LLucmajor, Santa María, Inca y Binissalem. Desde estos pueblos el aguardiente se trasladaba hasta Palma o Porto Colom para su exportación a Menorca, Génova, Canarias… El aguardiente mallorquín era muy apreciado en España y América. El mejor anís se fabricaba en Felanitx y Santa María del Camí, especialmente el llamado “Anisado doble”.

Como decimos, es en Felanitx donde la destilación del aguardiente representa la principal fuente de ingresos por este concepto, con cinco fábricas de alcohol y ocho alambiques para la preparación del aguardiente a mediados del siglo XIX.


Alambique en Sant Joan



El aguardiente anisado se destinaba a la exportación envasado en grandes garrafas de vidrio recubiertas de trenzado (barrals).



hierbas
Licor de hierbas


Las bebidas espirituosas de hierbas, cuyos antecedentes se pueden situar en los monasterios, arraigaron en nuestra isla con el licor de hierbas propias de la tierra que se obtenía básicamente por la extracción de aromas de diversas plantas: hinojo, romero, hierba luisa, hierba sana, manzanilla, limonero, naranjo… las cuales con la adición de agua, alcohol etílico y a veces azúcar, permitía a los licoreros ofrecer sus productos a gusto de cualquier paladar.
Los payeses mallorquines elaboraban en las posesiones sus propias hierbas hasta que comenzaron a surgir las industrias licoreras con una producción considerable.

Genciana
Lo mismo ocurrió con el “palo” que comenzó también a elaborarse en Mallorca en el siglo XIX por la infusión o maceración de corteza de quina (que contiene diversas sustancias como la quinina que le da un sabor amargo y astringente pero que tiene propiedades antipiréticas y antipalúdicas), la genciana (planta perenne que se caracteriza por su intenso amargor con propiedades tonificantes y estimulantes de la secreción salival y jugos gástricos) y azúcar, todo ello caramelizado en alcohol y agua.

Hojas de Quina


La quina se había introducido en España para la cura contra la malaria y se venía usando en nuestra tierra mezclada con la genciana como medicina, porque había muchas zonas del litoral que eran pantanosas y constituían un medio de cultivo para los mosquitos portadores de las denominadas “fiebres”. La adición de concentrados, de azúcar de uva (300-500 g/l), de alcohol para ampliar su conservación –ya que el jarabe fermentaba con cierta facilidad- (25-36% de su volumen) y de higos secos y algarroba que se recalentaban con la finalidad de concentrarlos, provocaba que el azúcar se fuera caramelizando y oscureciendo hasta obtener un sabor dulzón que enmascaraba el amargor de sus componentes. Así nació el palo, que poco a poco vio limitada la cantidad de quinina y de genciana, aumentando el alcohol y el azúcar relegando su valor medicinal convirtiéndose en un aperitivo muy apreciado y reconocido en nuestro entorno.

Palo
Palo elaborado
El “palo” es de color oscuro, denso, espeso y viscoso. Cuando se remueve dentro del vaso, en las paredes queda adherida una fina capa de color caramelo. En su aroma predomina el olor de alcohol y de caramelo y se percibe un recuerdo indefinido parecido al regaliz. En boca, el predominio inicial es dulzón, pero enseguida le acompaña el ardor del alcohol que acaba redondeándose con una mezcla de amargores causada por las plantas presentes y el azúcar. La persistencia que queda en boca es muy prolongada: desparecen primero las sensaciones del alcohol, después el dulzor, quedando al final el predominio del recuerdo amargo.

 Suele beberse sólo con hielo, mezclado con sifón o con unas gotas de ginebra.

Antigua botella de Palo
Mateo Ripoll Ginard -Frontet- fue uno de los primeros empresarios licoreros de la isla (fundó la Compañía “La Destiladora Llucmayorense Ripoll y Compañía) en 1876 ante el Notario de LLucmajor Pedro Llompart, el 4-9-1876 (nº 220) y posteriormente “Ripoll Hermanos” el 3-10-1896 ante el Notario de Palma José Alcover (nº 514) cuyos alambiques y máquinas rectificadoras de alcoholes que tenía en su fábrica de LLucmajor eran de los mejores de la época para la destilación de caña procedente de Motril (Granada) y también de Cuba. Se especializó en la elaboración de licores como el “Palo Ripoll”, el “Anís San Miguel” y el “Ron indio” y se dedicó a canalizar buena parte de la producción de LLucmajor, Felanitx y Manacor hacia Francia a través de Porto Colom (Felanitx).

Las fábricas existentes en Felanitx, Muro, Porreres, y Esporles, esta última con sus famosos “Anisados San Salvador”, también tuvieron un gran auge en el último tercio del siglo XIX, al igual que las “Hierbas secas de Colom” de Juan Oliver Rullán (Can Maneu) de Sóller, ya que además de utilizar las clásicas hierbas añadía menta, arenga, ruda y flores de naranjo y limonero, tila, eucalipto, trozos de algarroba y hojas de laurel y de olivo.




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