lunes, 3 de octubre de 2011

LA CRUZ DEL DESEMBARCO Y LA CRUZ DE LOS MONTCADA.


Esta vez hemos decidido dar un paseo por la que el Ayuntamiento de Calvià ha denominado “Ruta cristiana”. Pero lo hemos hecho hasta la Cruz que conmemora la muerte de los  Montcada, que se halla en Palma Nova, por ser la que recorrieron las tropas del Rey Jaime I en la conquista de Mallorca, el 12 de Septiembre de 1929, tras su desembarco en la playa de Santa Ponça. Un paseo larguito, pero agradable, que transcurre desde el Club Náutico de Santa Ponça (donde se halla la Cruz conmemorativa del desembarco) hasta la otra Cruz, donde se llega por el paseo de Calvià tras caminar algunos kilómetros.  Y como hacía tiempo que no repasábamos la historia  sobre la Conquista de Mallorca, lo hemos vuelto a hacer para refrescarnos un poquito la memoria e imaginarnos “in situ”  lo que allí pasó en realidad. Y mira por donde nos hemos dado cuenta de algunas curiosidades que ignorábamos. Por ejemplo, que a los héroes de la Conquista que siempre hemos conocido por los “hermanos Montcada”, nobles lugartenientes del Rey Jaime I que murieron como héroes en la batalla de Portopí  (que tanto se veneran en Santa Ponça donde existen lugares, e incluso calles, con el nombre de “germans Montcada”) , en realidad no eran hermanos, sino tío y sobrino… y que fallecieron en la citada batalla ocurrida el 12 de Septiembre de 1229 después que “Nuño Sanz”, otro de los lugartenientes de Jaime I, discutiera con ellos para ver quién iba a la vanguardia de  las tropas a combatir a los sarracenos en Portopí… Al final fueron los Montcada y los pobres, allí se quedaron. ¡Que listo era Nuño Sanz!.


Pero como la historia está ahí y nada se puede cuestionar salvo pequeñísimos detalles que a veces suelen pasar desapercibidos para algunos, como nos ha ocurrido a nosotros, hemos recorrido todo el paseo que muy acertadamente el Ayuntamiento de Calvià ha bautizado con el nombre que hemos indicado, desde cruz a cruz, como hemos dicho.

Un agradable paseíto que nos ha permitido imaginar, a la vez que caminábamos,  lo que la historia nos dice ocurrió aquí, hace ahora exactamente 782 años. Casi ná. 




Dicen las crónicas, que el 5 de septiembre de 1229 la expedición del Rey Jaime I partía rumbo a Mallorca, desde Salou, Cambrils y Tarragona con una flota formada por más de 150 naves, la mayor parte de ellas catalanas. Las distintas fuentes hablan de un contingente armado formado entre 800 y 1.500 caballeros y unos 15.000 soldados. El rey mulsulmán de la isla, Abú Yahya, disponía entre 18.000 y 42.000 hombres y entre 2.000 y 5.000 caballos (según las distintas crónicas) y no obtuvo apoyo militar, ni de la península, ni del Norte de África.

El viaje hacia la isla estuvo dificultado por una fuerte tormenta que estuvo a punto de provocar que el convoy retrocediese.
Pero finalmente, luego de 3 días, entre el viernes 7 de septiembre y parte del sábado, la totalidad de la flota cristiana arribó al islote Pantaleu, situado en la costa de la localidad de San Telmo, núcleo de población perteneciente al municipio de Andratx. La tradición local, cuenta, que la primera misa real se llevó a cabo en ese islote y que en él se conservaba una pila de agua donde el rey abrevó su caballo, pero en 1868 fue destruida por unos revolucionarios que pretendían acabar con los vestigios del pasado feudal.

La llegada de los cristianos no había tomado por sorpresa a los moros, ya que desde las atalayas costeras habían divisado a la flota cristiana e informado al valí de la presencia de las naves cristianas, el cual dispuso de un ejército de 5.000 soldados y doscientos caballos que acamparon frente a la costa de Andratx dispuestos a repeler el ataque. Debido a que Jaime I había sido informado de los pasos del valí y del contingente que le esperaba, la temeridad de tentar la operación ante tantos enemigos le hizo convocar a los nobles, resolviendo que, Nuño Sanz y Ramón de Montcada, cada uno con una galera costeasen la costa hasta que encontrasen un buen lugar para desembarcar. Esta escuadra de reconocimiento y exploración, regresó con la noticia de haber encontrado un lugar llamado Santa Ponça, donde había un montecillo que, con unos 500 hombres apostados en él, podrían defender el desembarco de los soldados.
             Nos imaginamos la invasión en este lugar, como algo parecido a esta. Al fondo la playa.  

Al llegar la medianoche y en completo silencio, el rey ordenó que se levasen anclas y que la flota se dirigiera hacia ese lugar. La señal de ataque se daría golpeando con un palo en la proa de las táridas y galeras.
La Bahía de Santa Ponça
Por el otro lado, parte del ejército musulmán había avanzado intentando averiguar el lugar del desembarco, pero a pesar del silencio que mantenían los cristianos, los moros oyeron sus
Es caló d'en Pellicer, lugar donde dice la leyenda que desembarcaron en realidad los cristianos. Se comprende que fuera aquí, una vez que los hombres de Jaime I despejaran de ambas orillas a los moros y garantizaran el desembarco de las tropas, lo que no hubiese podido ocurrir en el caso de desembarcar directamente en la playa donde les esperaba el grueso del ejercito musulmán.
remadas y comenzaron a gritar y a correr por la costa hacia la playa, por lo que una vez los cristianos en tierra, se produjo el primer enfrentamiento armado entre ambos ejércitos, el cual acabó con una victoria fácil de los cristianos, quienes ocasionaron alrededor de 1.500 bajas al ejército del valí, mientras que el resto de sus fuerzas se desplegaron huyendo hacia las montañas de la zona.

Durante este primer combate, el rey, que dada su juventud era atrevido e impetuoso, produjo una escaramuza temeraria contra un gran grupo de infieles seguido por 24 caballeros, que desagradó a los Montcada, quienes le reprocharon su temeridad, ya que llevó a cabo la acción por su cuenta poniendo en peligro su vida y la misión, al no haber advertido de sus intenciones al resto del ejército. El armamento de los musulmanes no difería demasiado del cristiano; mallas, lanzas, mazas, flechas y escudo de piel resistente a los sables…

La batalla de Portopí fue el principal enfrentamiento armado en terreno abierto entre las tropas cristianas de Jaime I y las musulmanas de Abú Yahya en toda la conquista. Se llevó a cabo el  12 de septiembre, en diversos puntos de la sierra de Na Burguesa (antiguamente llamada sierra de Portopí), aproximadamente a mitad de camino entre Santa Ponça y la Ciudad de Mallorca, zona conocida localmente como el Coll de sa Batalla. Aunque los cristianos resultaron vencedores, sufrieron bajas de importancia, como la de Guillermo II de Bearn y el sobrino de este, Ramón, cuyo parentesco había sido confundido con anterioridad creyendo que eran hermanos, por lo que son usualmente más conocidos como los hermanos Montcada.

La cruz que conmemora el lugar donde falleciereon los Montcada. Está situada en el Paseo de Calvià, justo antes de llegar a la rotonda de Palma Nova.
Antes de comenzar la escaramuza, el ejército musulmán se había desplegado por toda la sierra de Portopí sabiendo que los cristianos tendrían que cruzar por estas montañas en su camino hacia la medina. Por la otra parte, horas antes de comenzar el enfrentamiento y conscientes del peligro que les acechaba, Guillermo de Montcada y Nuño Sanz discutieron sobre la decisión de encabezar la vanguardia de las tropas, la cual terminó siendo dirigida por los Montcada.

Sin embargo, estos se adentraron torpemente entre los musulmanes cayendo en una emboscada que los dejó completamente rodeados hasta que perdieron la vida combatiendo. Jaime I, que desconocía en ese momento la muerte de aquellos hombres, siguió su mismo camino, avanzando con el resto del ejército con intención de agruparse con ellos y participar juntos en la liza, hasta que tomó contacto con el enemigo en la sierra. Los cuerpos de los Montcada fueron encontrados desfigurados por las múltiples heridas que tenían y enviados a enterrar en riquísimos ataúdes al Monasterio de Santes Creus, en el actual municipio de Aiguamurcia, en la provincia de Tarragona.


Según la crónica del historiador Bernat Desclot, las fuerzas cristianas dejaron mucho que desear, pues varias fueron las veces que tuvo que insistir el rey a sus hombres para que entrasen en combate, llegando incluso a amonestarles hasta en dos ocasiones, exclamando la frase que posteriormente pasó a la historia  de forma popular; «Vergüenza caballeros, vergüenza». Finalmente, la superioridad militar de los cristianos consiguió que los musulmanes se retirasen, pero al solicitar los caballeros de Jaime I una tregua para rendir homenaje a los nobles que habían fallecido, los sarracenos aprovecharon para huir hacia la medina donde terminaron refugiándose.


Al llegar la noche, el ejército de Jaime I se detuvo a descansar en la zona de la actual localidad de Bendinat, donde según la leyenda, comieron unas sopas con ajos. La tradición popular cuenta que el rey, al terminar la cena, pronunció en catalán las palabras «bé hem dinat» (bien hemos comido) pudiendo así haberle dado nombre al lugar. La noticia de la muerte de los Montcada le fue dada a Jaime I por Berenguer de Palou y dos días después, el 14 de septiembre, fueron enviados a enterrar entre escenas de dolor y tristeza.

      
En el monolito que soostiene la cruz se puede leer la fecha: 12 Septiembre 1929

En el lugar donde fueron abatidos los Montcada, según cuenta la leyenda, se conservaba hasta 1914 un pino conocido como «el pino de los Montcada». En el siglo XIX, un grupo de poetas catalanes y franceses, entre los que se encontraba Jacinto Verdaguer, construyeron bajo el patrocinio del Archiduque Luis Salvador un monumento en conmemoración del acontecimiento, el cual forma parte del Paseo de Calvià en su recorrido por la cercanía de la actual localidad turística de Palmanova.


Tras esta gran batalla campal el camino hacia la capital de la isla se presentó libre de obstáculos para las tropas invasoras, momento en que se prepararon para dar el asedio final a la ciudad”.




Un repaso histórico que nos ha resultado muy interesante.


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