jueves, 21 de mayo de 2015

LOS PEZONES.

 
 
 

Pezón: Parte central, eréctil y más prominente de los pechos o tetas, por donde los hijos chupan la leche.
Esta es la definición que da la R.A.E y partir de aquí, vamos a saber algo más sobre los pezones. Por ejemplo, que  pueden tener muchas formas, tamaños y colores diferentes (oscuros, claros, rosados, marrones, grandes, pequeños…) y todos son normales. Lo mismo ocurre con las areolas que es la parte de piel coloreada alrededor de tu pezón.



La areolas pueden ser extremadamente claras o muy oscuras (o un término medio). Pueden también ser tan pequeñas como una moneda de diez céntimos o tan amplias como un plato. ¡Es también algo normal!. Los pequeños bultos que se encuentran en la areola se llaman glándulas areolares, o glándulas de Montgomery. Reciben su nombre por William Montgomery, quien fue el primero en describirlas en un estudio científico que publicó en 1837.


Estos bultitos también son totalmente normales y con respecto a por qué existen… Bueno, no está totalmente claro. “Pueden segregar un poco de fluido, pero en general no tienen ninguna función”. Cuenta Elisa Port, doctora en medicina y jefa del departamento de cirugía mamaria del Centro Médico Monte de Sinaí, que “Algunas personas piensan que es posible que los bebés las usen para encontrar el camino hasta el pezón, gracias a su textura”. Pero es solo una hipótesis.
Lo cierto es que los pezones son una de las zonas del cuerpo de los mamíferos más peculiares. A pesar de que su función resulta más o menos clara – filtrar la leche materna de la que el bebé se amamanta durante la lactancia– su formación y particularidades no lo son tanto; si bien el hecho de que todo el mundo tenga pezones se debe a la forma en la que los fetos se desarrollan en el útero: los pezones aparecen antes que los órganos sexuales (como la vagina, ovarios, testículos, penes…).



Ese botón, de alrededor de un centímetro de diámetro, obsesiona sexualmente a millones de personas de todo el planeta y se ha convertido, sin pretenderlo, en la última frontera del tabú hasta el punto que una mujer con los pezones al aire se la considera que está “desnuda”, pero con los mismos tapados ya no.



Y es que algo ocurre con los pezones. Para empezar, que todos los mamíferos sienten el instinto de buscarlos y succionar para alimentarse; aunque con alguna excepción como los ornitorrincos que son “monotremados” porque exudan la leche a través de su piel, de donde es lamida por la cría.

Como las huellas dactilares, estas protuberancias que todos tenemos no se repiten en la especie humana. Dentro de cada uno de ellos se encuentran entre 15 y 20 productos lácteos rodeados por la zona más sensible y oscura que es la areola. Al igual que ocurre con su forma y tamaño, ésta varía si una mujer está embarazada o lactando. Por otro lado, no todas las personas sienten lo mismo al recibir caricias en dicha zona: el abanico de sensaciones puede ir de la indiferencia al éxtasis.



Así es, los “pezón-gasmos” existen. Según la doctora Debby Herbenick  “algunas personas  pueden experimentar orgasmos únicamente a través de la estimulación de los pezones”. Una investigación publicada en “The Journal of Sexual Medicine” concluyó que las mujeres pueden llegar al orgasmo a través de la estimulación de sus pezones, porque causa efectos similares a los de la vagina, el clítoris y el cérvix provocando la contracción uterina. Eso es cierto,  aunque para mucha gente los pezones no son ni siquiera la parte más sensible del pecho. Algunos estudios muestran que la parte superior, lateral o inferior de los senos puede ser más sensible para algunas personas, cuenta Herbenick.


No obstante lo dicho, tanto para hombres como para mujeres, se trata de una zona erógena que, al ser estimulada, impulsa la excitación sexual, especialmente tras la pubertad, cuando los cambios hormonales la hacen más sensible.

Todo ello no quiere decir que la erección de los pezones signifique necesariamente que alguien está excitado. Su erección no se produce únicamente por la excitación sexual, el frío o la fricción con la ropa pueden provocar también su endurecimiento.




La principal diferencia entre hombres y mujeres es que, mientras las terminaciones nerviosas del varón se encuentran más juntas, en las hembras están más separadas.




Es normal también que todos, hombres y mujeres, tengan pelo en el pezón. Es falso eso que dicen que no se pueden tocar esos pelos. Si no te molestan los puedes cortar, o eliminar con cera si hay muchos.



Otra peculariedad de los pezones es que los hay invertidos, algo que ocurre a entre un 10 y un 20% de las mujeres. Esto se debe a que se tienen conductos más cortos para la leche en el pecho, lo que impide que el pezón sobresalga. No hay ningún problema en ello, con la salvedad que, durante la lactancia, puede dificultar la alimentación del pequeño.  “Es más complicado para el bebé agarrarse si tienes pezones invertidos”, dice la doctora Katharine O’Connell White, máster en Salud Pública, y jefa de la división de ginecología en el Bay State Health, pero los protectores de pezones (pezoneras) ayudan muchísimo en este caso.




No obstante, la inversión repentina del pezón puede ser un síntoma temprano de cáncer de mama, por lo que si este u otros cambios sustanciales en forma o tamaño ocurren sin razón clara, se debe acudir cuanto antes al médico.

Y hablando de dar el pecho: puede ser mucho más complicado de lo que parece. “Dar de mamar puede ser increíblemente difícil”, afirma O’Connell. “La gente espera que sea natural y fácil, pero la mayoría de las pacientes tienen dificultades para hacerlo, hecho que puede desanirmarlas”. Si tienes problemas para dar de mamar y quieres conseguirlo, un especialista en lactancia puede ayudarte.

 
Además que dar de mamar puede resultar un infierno para tus pezones. Los pezones agrietados, sangrantes y doloridos a causa de dar de mamar. no son necesariamente un problema de salud, pero pueden ser muy dolorosos (y hacer que algunas mamás no quieran volver a pasar por ello). “Hablo con mis pacientes sobre un montón de cuidados para los pezones”, cuenta O’Connell. “Puedes usar Lanolina (o una pomada similar) para mantenerlos hidratados entre sesiones”. Si nada funciona vale la pena ir a tu médico para que compruebe si tienes una infección por hongos. “Es fácil de tratar, pero necesita diagnosticarse primero”, explica O’Connell White.




Todo esto está muy bien para los pezones de las mujeres, pero ¿para qué sirve un pezón masculino?. La pregunta del millón, dado que un pezón sirve para alimentar al lactante,  cuál es exactamente la funcionalidad de un pezón masculino. Como hemos dicho, los pezones se forman muy pronto durante el desarrollo del feto, alrededor de la cuarta semana, cuando dos tiras de ectodermo se endurecen. Se trata de las ya nombradas líneas mamarias, que en un momento dado, se reducen hasta la zona del pecho, donde se desarrollan los pezones. No es hasta la sexta semana de gestación que  empieza a producirse la diferenciación sexual, cuando hormonas como la testosterona proporcionan los rasgos masculinos a los varones. Para entonces, los pezones ya habrán alcanzado un grado de desarrollo que no tiene vuelta atrás, pero que no irá a más, al contrario de lo que ocurre con las mujeres.




Como señala un artículo publicado en Scientific American firmado por el profesor de biología de la Universidad de Ottawa Andrew M. Simons, los pezones y su supervivencia en los organismos masculinos parecen atentar contra toda lógica evolutiva. Pero, como explica el científico, nos encontramos ante uno de esos excepcionales casos en los que para la supervivencia de la especie el atributo es de vital importancia para un sexo pero intrascendente (y no peligroso, salvo en excepciones como el carcinoma) para el otro. Se trata de una correlación genética que persiste por su inocuidad.




O sea que como a la evolución humana no le molestan los pezones, los hombres no nos despediremos de ellos en muchísimo tiempo.




Al igual que los pezones cambian en forma y tamaño entre personas, también lo hacen en número. Parece ser que entre el 1 y el 5% de la población tiene más de dos pezones (según otros datos, 1 de cada 18 hombres y 1 de cada 50 mujeres), una condición conocida como “politelia”.



Por lo general, los pezones “extra” aparecen en las líneas mamarias que descienden por el abdomen hacia la curva de la barriga, aunque pueden llegar a aparecer en cualquier lugar del cuerpo, incluso en el pie. Hay personas que tienen hasta tres o más pezones. En el extremo opuesto se encuentra la “atelia”, un desorden genético que impide el desarrollo de los mismos.
Ahora bien, tanto el hombre como la mujer puede enfermar de cáncer de mama. No importa con qué género naciste o con qué sexo te identificas.
Según la American Càncer Society, más de un 99% de los casos de cáncer de mama ocurren en mujeres, pero algo más de 2.360 hombres son diagnosticados con cáncer de mama en los Estados Unidos cada año, y 430 mueren a causa de ello. No existen estudios suficientes para conocer la incidencia en transexuales. “Los registros no contienen información sobre la identidad de género o la orientación sexual, así que no sabemos nada sobre la prevalencia o la incidencia en estos casos”, cuenta Liz Margolies, trabajadora social y directora ejecutiva de la National LGBT Cancer Network.
Así que mucho cuidado: si te encuentras un bulto donde antes no lo había deberías ir a ver a un médico de inmediato, sin importar tu sexo. Especialmente si en tu familia hay o ha habido casos de cáncer de mama. También  los cambios en tus pezones pueden ser una advertencia y síntoma de cáncer de mama (bultos, hoyuelos en la piel, costras, pústulas, endurecimiento del pezón, inversión repentina…)  todos ellos son signos de advertencia.



A las mujeres a veces les puede salir algún fluido de los pezones incluso sin estar embarazada o dando el pecho.
Esto puede ser algo normal al apretar o estrujar los pechos o pezones con mucha fuerza, como al hacerse una mamografía. Pero, podría ser también un síntoma de algún problema y se debería acudir al médico si sale fluido de manera aleatoria (por ejemplo, si te despiertas una mañana y hay una mancha en tu camiseta), si sangra, o si algo de esto ocurre en uno de los pechos y no en ambos.





Y ¿qué hay con la moda de los “piercing”?. Los “piercing” en los pezones pueden tardar en curar entre tres y seis meses, a veces incluso más.
Para una entrevista exclusiva sobre perforaciones en los pezones, “Buzzfeed Life” contactó con Elayne Angel, una profesional del piercing que ha estado trabajando en ello desde los 80.

Esta especialista autora de varias publicaciones y miembro de la “Asociación de Perforadores Profesionales”  alegó que “existen algunas diferencias en el tiempo de curación para los piercing realizados a hombres y a mujeres”. Cuenta Angel que  “los pezones femeninos tienen más funciones y tardan más en curar. Para los hombres, lo normal es que tarden entre tres y cuatro meses. Para las mujeres puede llegar a seis meses o más”.


Al respecto se ha de tener en cuenta que los piercing pueden volver los pezones más grandes. “Es importante que la gente sepa, y especialmente aquellos con los pezones pequeños, que las perforaciones pueden dar como resultado que la zona se desarrolle de forma permanente”, explica Angel. “Mi consejo es que si te has hecho un piercing en los pezones y te gustan, no deberías quitarte nunca el tipo de abalorio que lleves, a menos que quieras cambiarlo”. “Incluso después de tenerlos durante años, este tipo de perforación cierra o se estrecha en muy poco tiempo”. “Si lo haces, no deberías dejar a nadie lamerlos hasta que no estén curados por completo”, dice Angel. “Sí, eso significa esperar meses. Pero, piénsalo: si tuvieras una herida abierta en la pierna, no dejarías que alguien pusiera su lengua en ella, ¿verdad? pues esto es lo mismo”. “Si de verdad quieres sentir una lengua en tus pezones”, Angel sugiere “cortar un condón y usarlo como barrera. ¡Hay que impedir que entren gérmenes!”.




Y otra cosa. Si te haces un aumento de pecho ¿podrías perder sensibilidad en los pezones?. Hay estudios que demuestran que cuanto más grande sea el implante, mayor es la posibilidad de que la persona informe de una pérdida de sensibilidad.
Lo mismo ocurre para una reducción de pecho: podrías dejar de sentir algo, o por completo




Los implantes no deberían hacer más difícil el dar el pecho, pero una reducción sí. En general, es un concepto erróneo [el que los implantes dificulten dar de mamar] porque normalmente el implante va detrás de la mama, y a veces incluso detrás del músculo que se encuentra detrás de la mama. Así que no debería interferir en la tarea de dar de mamar.
Con respecto a la reducción, sin embargo, puede ser un poco más complicado; a menudo depende de cómo se realizó la operación e incluso es difícil saber qué va a pasar hasta que no lo intentas. “Si el pezón/areola se mueven en el pecho [durante la operación] los conductos lácteos a menudo se cortan, y si es así entonces no es posible la lactancia”, explica O’Connell White. “Pero cada vez más cirujanos están intentando realizar operaciones en las que se conserve el riego sanguíneo y, lo que es más importante, los nervios intactos debajo de la areola y el pezón”, afirma la doctora. Si vas a hacerte una reducción de pecho asegúrate de preguntar si es posible realizar este tipo de cirugía de tal modo que se maximicen tus posibilidades de poder dar el pecho en un futuro. Si ya te la has hecho, habla con un especialista en lactancia para que te guíe y ayude.
También los implantes pueden hacer que sea más complicado detectar y diagnosticar el cáncer. Las mamografías no deberían suponer un problema aunque los médicos necesitarán más imágenes durante la prueba si tienes implantes, pero no debería ser difícil conseguirlas. No obstante, los problemas podrían surgir en las fases posteriores.




Y por último, ¡protege tus pezones si vas a correr largo y tendido!. Los corredores de largas distancias tienen el problema que sus pezones sangran debido a la fricción de la ropa o el sudor. Es común ver a los corredores ponerse vaselina o unas gasas sujetas con esparadrapo, aunque  ahora ya existen prendas deportivas a modo de sujetadores que evitan este problema.
Después de lo visto, tú mujer, ¡cuida tus pezones! porque los hombres…


Texto basado en los artículos publicados por Héctor G. Barnés y Carolyn Kylstra en “El Confidencial” y “Buzzfeed Life”.

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