lunes, 30 de noviembre de 2015

LA TRISTE REALIDAD.



Un buen día de estos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado definitivamente. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas. Querrán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas.



Un buen día de estos, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta, aunque esa amenaza nunca haya sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa –mitad realidad, mitad ficción-, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: HACERNOS RETROCEDER 30 AÑOS EN DERECHOS Y SALARIOS.


Un buen día de estos, cuando los SALARIOS SE HAYAN ABARATADO hasta límites tercermundistas; cuando el trabajos sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud del arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, ENTONCES LA CRISIS HABRÁ TERMINADO.



Un buen día de estos, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% del profesorado sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria, cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación, cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan que necesitamos seguros privados para garantizar nuestra vidas, ENTONCES HABRÁ TERMINADO LA CRISIS.



Un buen día de estos, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos –excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector-, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de solidaridad, ENTONCES NOS ANUNCIARÁN QUE LA CRISIS HA TERMINADO.


Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años les han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio.

Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa.



De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia  y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marcho social: un poco más de privatizaciones  por aquí, un poco de menos gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día de estos, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por los medios las últimas condiciones de nuestra rendición...
                                                                                                                                             (C.Caballero).






1 comentario:


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    Prueba también esta receta de Salsa Bechamel

    Saludos desde Venezuela.

    Dios les Bendiga abundantemente.

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