sábado, 26 de septiembre de 2015

ES CARNATGE (breve reseña histórica).



El pasado día 20 de Septiembre el Diario de Mallorca publicaba que el Ayuntamiento de Palma iba a recuperar “Es Carnatge”, arreglando las zonas degradadas para realizar un programa educativo con itinerarios por el espacio protegido para que los escolares conozcan sus valores naturales.  Esta zona, que abarca la costa desde es Coll d’en Rabassa (donde está el Sanatario de San Juan de Dios) hasta C’an Pastilla (donde empieza la zona urbanizada), es la única que no ha sido urbanizada. Ahora veremos porqué.

No vamos a entrar en el estudio sobre los yacimientos fósiles que allí se encuentran ni tampoco en su interés botánico y geológico, muy importantes, únicamente hablaremos del porqué esta zona del litoral mallorquín es la “maldita” de la isla, la que ha sufrido durante los últimos siglos el rechazo de los mallorquines, la más degradada, la más despreciada.


Hasta una calita que se halla en la zona (Sa Galera) fue bautizada por los vecinos con un nombre despectivo: “Cala Pudent” por el simple motivo de estar en ese lugar, porque la posidonia que se almacena en su orilla, como ocurre en todas las playas y calas de la isla, huele a putrefacción si no se retira o se seca, y aunque solían acudir campesinos a llevársela para sus huertos y cuadras, esta zona ha sido siempre y sigue siendo ahora una zona desgraciada, castigada, una zona “tabú”.



¿Y porqué?, porque fue el lugar elegido en el siglo XIX para albergar lo más desagradable e insalubre que se puede uno imaginar: “ES CARNATGE”, el lugar donde se dejaban los animales de gran tamaño muertos insepultos, un depósito de cadáveres de animales, el muladar, el estercolero, el desollador de animales fallecidos por enfermedad o vejez…

Desde muy antiguo y hasta los años 50/70, la zona de costa que va desde la Catedral hasta Can Pastilla ha sido prácticamente la más degradada de la ciudad de Palma. Se sabe que en el siglo XV los Jurados de la ciudad ordenaron que toda la suciedad que se hallase en las calles de la ciudad amurallada fuera lanzada al mar en lo que ahora es el “Portixol”. También hay que recordar que en lo que ahora es el Paseo del Borne transcurría el torrente de “Sa Riera” que desembocaba junto al Palacio de la Almudaina. 



Aún nos acordamos de “Sa Merdera”, el emisario de aguas fecales que escupía al mar toda la porquería justo delante de la Catedral. Y no había solamente este emisario por esa zona, la playa de Ciudad Jardín siempre ha tenido fama de estar contaminada por vertidos fecales hasta hace unos años. Este video del año 2003 lo demuestra.
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Pero  con  la  llegada  del  turismo  todo ese litoral ha ido modernizándose y adaptándose poco a poco a los nuevos tiempos, “todo”, menos la zona de “Es Carnatge” que aún se conserva virgen.

Fue en el año 1890 cuando el Ayuntamiento autorizó la construcción de este negocio (porque efectivamente era un buen negocio, generaba bastante dinero como ahora veremos) para eliminar a los animales de mayor tamaño: caballos, vacas, cerdos, asnos, etc. que habían muerto o estaban heridos  o enfermos y ya no servían para trabajar. 


El “Carnatge” debía estar cerca de la orilla del mar para poder sacar el agua y llenar las calderas para hervir los restos  y luego poder tirar el “caldo” con los despojos otra vez a la orilla a través de una acequia “tapada”.

Si bien había habido en los años anteriores otros “Carnatges” en Palma, hablaremos de este que es el último y cuyos restos aún se pueden observar.

Fue un vecino del Molinar, Blai Real, quien solicitó la licencia para construirlo en terrenos de la finca “Son Manuel”, del Coll d’en Rabassa, pese a la oposición de los vecinos que no lo querían por allí por los malos olores que se iban a generar. Pero como esa actividad era sumamente necesaria, el Ayuntamiento le concedió la licencia con la obligación de que levantara un muro de tres metros alrededor de la industria.



Blai Real construyó un gran patio rodeado de muros junto a una casa ya antigua que se hallaba al lado del mar, de la cual aún se conservan restos, y los vecinos se tuvieron que aguantar


El “carnatger” abonaba un poca cantidad de dinero por los animales que le traían, aunque también los iba a buscar al huerto donde estaba el cadáver y los cargaba en su carro. Además recogía los perros que la perrera municipal no podía mantener, los sacrificaba allí mismo, y cargaba luego los cadáveres en su carro para llevárselos.




Las puertas de “Es Carnatge” estaban siempre cerradas y solamente se abrían para poder entrar los animales. Es obvio que el espectáculo dantesco que allí se producía no se quería mostrar.


Si el animal se lo habían traído con vida, les ponía un saco en la cabeza para que no viera y los mataba de un fuerte y certero mazazo en la frente. 



Luego empezaba a desollarlo y descuartizarlo con sus ayudantes. Por lo visto era corriente ver caballos o vacas que la gente dejaba atados junto la puerta de la casa cuando el “carnatger” había salido.


La piel de los animales se pagaba muy bien porque se utilizaba para la fabricación de muchos artículos (correas para carruajes, carteras, botas, etc.). 



El sebo (el mejor era el que se encontraba alrededor de los riñones), se utilizaba principalmente para engrasar cueros, las pezuñas de los caballos, moldear velas ...y el de menor calidad, para fabricar grasa para ejes. 



La carne se introducía  en grandes calderas con agua de mar hirviendo, una vez habían separado los huesos que iban poniendo en una osera para que se secaran (eran después muy útiles para lanzar al fuego por la grasa y carne seca que tenían adherida aún). Una vez hervida la carne, la sacaban y la dejaban secar al Sol encima de una rejilla para hacer pienso que vendían a dueños de perros principalmente.



No es de extrañar que toda esta actividad generaba humo y olores nauseabundos, además de dejar el agua del mar llena de restos de animales que eran devorados por las especies marinas que se hartaban de comer allí. 



Las denuncias de los vecinos eran constantes pero estuvo funcionando esta industria hasta el año 1959.  A partir de esta fecha los animales muertos se llevaron al matadero municipal de Palma donde eran incinerados y a partir del 2013 se incineran en Son Reus

El último “carnatger” de ese lugar  fue “Pep Roig” que falleció en 1977. Sus hijos vendieron las casas y el nuevo propietario las abandonó años más tarde con motivo de los frecuentes robos y actos vandálicos que se producían. 




La degradación de las casas se hizo patente con los años, fueron habitadas por “okupas” y en el 2012 se incendiaron. La zona se convirtió en un vertedero de escombros, muebles rotos, etc.etc. Esta zona “maldita” por la actividad que se desarrolló allí durante muchos años, lo fue también por la instalación de una base militar y campo de tiro; por la instalación de la central eléctrica de GESA, por la proximidad del Aeropuerto que hace pasar sus aviones por la zona con el ruido que ello supone y por albergar la entrada del gaseoducto marino que viene desde Denia. No es de extrañar pues que permanezca virgen.

El Ayuntamiento adquirió estos terrenos por permuta en el año 1993 y un año más tarde los cedió a la Comunidad Autónoma por un periodo de 99 años para promocionar los terrenos y proceder a su conservación. Se realizó un megaproyecto para hacer un jardín botánico, un acuario…pero al final no se llevó a cabo y el Govern lo devolvió al Ayuntamiento. En el 2003 se construyó un carril bici y peatonal que pasa junto a las casas y las canteras de marés mostrando las actividades que se desarrollaron allí.

“Es Carnatge” ha sido declarado Área Natural de Especial Interés (ANEI) destacando, entre otras cosas, por su riqueza paleontológica que el Ayuntamiento también prevé señalizar para darla a conocer.

Veremos.