viernes, 5 de febrero de 2016

EMEL MATHLOUTHI.



Nacida en Túnez en Enero de 1982, hija de una familia abierta y liberal, Emel Mathlouthi comenzó a escribir en su época de estudiante sus primeras canciones reivindicativas de la justicia social en Túnez. Poco a poco se volvió una activista contra la dictadura que oprimía a su pueblo. La falta de oportunidades para poder interpretar sus canciones en su país y tras vetarla posteriormente el gobierno tunecino por su marcado signo político, decidió marcharse a Francia para poder llevar a cabo sus conciertos reivindicando la causa palestina. Desde entonces, la música y la militancia se entremezclan en Emel como emblema de la Revolución del Jazmín.
 

“Somos gente libre que no tiene miedo. Somos secretos que nunca mueren. Somos la voz de aquellos que resisten”. Este canción, titulada Kelmti Horra (Mi voz es libre) fue cantada por primera vez en el escenario del Baile Africano organizado en la plaza parisina de la Bastilla en 2007 y después se convirtió en el himno de la revolución tunecina. En aquel entonces, la televisión y la radio emitían esta dulce melodía una y otra vez convirtiéndola en la banda sonora de la gente que provocaría la caída de Ben Ali.

Aquella canción que Emel Mathlouthi  cantaba en primera línea en las manifestaciones más populares de la primavera árabe tunecina, la pudo interpretar el año pasado en la Ceremonia de Entrega del Premio Nobel de la Paz 2015 otorgado a la Sociedad Civil de Túnez. 

"Yo soy de los que desean la libertad y nunca tienen miedo,
soy yo el secreto que no morirá,
yo soy la voz de los oprimidos.
Soy libre y mi palabra es libre
Yo soy la estrella que brilla en la oscuridad,
yo soy una espina en la garganta del opresor,
soy el viento tocado por el fuego,
yo soy el alma de los que no olvidan,
yo soy la voz de los que no han muerto"






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