miércoles, 16 de noviembre de 2016

CABRIT Y BASSA.


Transcurría el año 1286 cuando en el barrio de los “Damunt”, que en aquellos tiempos era el centro de Alaró, se produjo un hecho que ha pasado a la historia: Guillem Capello (Cabrit) y Guillem Bassa, fueron “asados” vivos por orden del Rey Alfonso III de Aragón. Pero ¿porqué? ¿qué pasó en realidad?.
 
Capelleta que se halla en el barrio de los "Damunt" de Alaró, recordando el hecho que aquí acaeció.
Mito, leyenda, historia… Durante siglos se había tenido este hecho como leyenda creyendo que esos personajes no habían ni siquiera existido. Sin embargo, algunos historiadores creen que el hecho fue silenciado porque había sido humillante para el Rey recibir la excomunión por tan execrable crimen.

Lo cierto es que el hecho consta reseñado en el “Breviarium Maioricensis” y en el siglo XIX aparece en la “Audiencia” de Mallorca un documento de 1300 en el que se menciona que Guillem i Berenguer Bassa eran hijon y herederos de Guillem Bassa “condenado a muerte y confiscados sus diversos bienes catorce años antes”, es decir, en 1286, fecha que coincide con la de la muerte de los dos personajes.



Hemos leído también que hace poco, unos técnicos de restauración del Obispado de Mallorca acudieron al Oratorio del Castillo de Alaró para trasladar dos pinturas del retablo de la “Mare de Déu del Refugi” descubriendo que justo debajo de las mismas se escondían dos tablas policromadas de Cabrit y Bassa que podrían ser originales de dicho retablo datado en 1622.

Es pues pura historia. Pero pasemos a los hechos.

Tras la muerte del Rey Jaime I el Conquistador, su hijo mayor Pedro heredó el reino de Aragón, la mayoría de condados catalanes y el reino de Valencia, mientras el otro hijo Jaime heredó la corona de Mallorca entre otros. Pedro, nunca estuvo de acuerdo con el testamento de su padre y a los dos años de morir Jaime I, obligó a su hermano Jaime II a jurarle vasallaje (Tratado de Perpiñán de 1279). Al haberse aliado Jaime II con Felipe III para poder romper el vasallaje que rendía a su hermano Pedro, este último le declaró la guerra y el 5 de noviembre de 1285 desembarcó en la Isla el infante Alfonso (primogénito del Rey Pedro) para conquistar la Ciutat de Mallorca y por extensión toda la isla. 


No hubo resistencia y toda Mallorca se sometió al aragonés rindiéndole vasallaje y juramento… salvo un núcleo de fieles de Jaime II cuya guarnición se había atrincherado en el Castillo de Alaró, una fortaleza que parecía inexpugnable situada en lo alto de unas rocas. 


Esa guarnición estaba capitaneada por Guillem Cabrit y Guillem Bassa.

Las tropas de Alfonso sitiaron el castillo y cuando un mensajero se dirigió a los mallorquines exigiéndoles su rendición, Cabrit le preguntó en nombre de quien hablaba y al decirles del infante “Amfós” (Alfonso en catalán antiguo, que significaba también “mero”) ambos personajes se mofaron diciéndole que el único “Amfós” que conocían era el pez.


Un fragmento del poema “El Comte Mal”, de Guillem Colom i Ferrà se refiere a este pasaje y dice:
Quan la lluita es fa més forta,
truca un missatger a la porta:
-Castellans, lliurau de pressa les claus del castell rebel
o de grat deixau-vos prendre:
el fort que car es deixi vendre
serà en sec fet pols i cendra,
insepults els qui el defensin i menjats pels corbs del cel.
-I, ¿qui amb tal ordre us envia?
Cabrit irat responia-
-Anfós d'Aragó i Mallorca jurat com a rei i hereu.
-No coneixem al reialme
altre rei que el rei En Jaume
A Mallorca, -i perdonau-me-
anfós és un peix que es menja amb allioli a tot arreu...
-Llamp del cel!, que és gran vilesa
sofrir més vostra escomesa!
¿Qui gosa amb tals paraules insultar el rei d'Aragó?
-crida Anfós als de la plaça.-
-Dos lleials: Cabrit i Bassa.
-¿Cabrit, dieu? Bona caça!
Doncs, com cabrits jur rostir-vos per escarment del traïdor!-

El Rey Alfonso entró en cólera y según consta en el “Brevari mallorqui” (libro eclesiástico medieval) que se conserva en el Convento de Santa Magdalena de Ciutat, dijo: “Te juro Cabrit que tal como es tu apellido (cabrito), te asaré encima de un fuego”.
Alfonso III de Aragón


Pasó un tiempo hasta que el 30 de diciembre de 1285 los mallorquines sublevados, desmoralizados, hambrientos y enfermos se tuvieron que someter a su enemigo. Entonces fue cuando El Rey Alfonso ordenó agrupar a los prisioneros preguntando quienes eran Cabrit y Bassa.

-      Yo soy Cabrit, vasallo de Jaime II de Mallorques y mientras viva le seré fiel.
-      Yo soy Bassa y hago mías las palabras de mi compañero.

El Rey sentenció:

-      Palabra os di y palabra de Rey no miente. Así que Cabrit te asaré como un cabrito, y tu Bassa, lo secundarás y no serás charco (bassa en catalán) que apague el fuego que yo mismo encenderé.


El Rey mandó hacer una hoguera y que ataran a los dos en un hierro que colocaron encima de la misma para, con una manivela, ir dándoles vueltas asándolos vivos hasta que sus cuerpos se fueron consumiendo.
 

El papa Nicolás IV al tener noticia de tan atroz tormento, excomulgó a Alfonso, ofreciéndole luego el perdón a cambio de erigir un altar en la Catedral de Mallorca en honor a los dos hombres y depositar en él sus reliquias.


Así fue como los restos de Cabrit y Bassa fueron sepultados dentro del Altar de la Capilla de Nuestra Señora de la Piedad de la Catedral, situada entre el antiguo arco del trascoro y la Sala Capitular. En el retablo de esta capilla figuran unas pinturas donde están representados los dos personajes.
 
Jaime II
Cuando Jaime II años más tarde recuperó la Corona, libró un homenaje a todas las víctimas entre las que se encontraban, como no, Cabrit y Bassa.


En el Ayuntamiento de Palma figura uno de los cuadros más importantes de Miquel Bestard, representando la escena del martirio.
"La història de nostra raça
 tingué aquí dalt gonfanoners

 de lleialtat: Cabrit i Bassa,
 en heroisme i fe els primers,
ara en glòria que mai passa
 postren ses palmes i llorers".
(Bartomeu Guasp)


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